Los hermanos Ovitz: Gigantes de corazón.

*Documental: Sobreviviendo a Auschwitz (2005).
Producción: The History Channel.

*Libro: In Our Hearts We Were Giants: The Remarkable Story of the Lilliput Troupe--A Dwarf Family's Survival of the Holocaust.
Autores: Yehuda Koren y Eilat Negev.


 Resúmen del documental "Sobreviviendo a Auschwitz". Subido por Sergio Veisaga.

Los Ovitz eran una familia de origen judío y provenían de la ciudad de Rozávlia, un pueblito de Maramures, al norte de Transilvania. Shimshon Isaac Ovitz, la cabeza de este clan, era un artista devenido en rabino y padecía de enanismo. Shimshon se casó en dos oportunidades con mujeres “normales” y tuvo 10 hijos. Debido a que la anomalía que sufría era genética, 7 de sus 10 hijos heredaron su pseudoacondroplasia. De los 7 descendientes enanos, 5 eran mujeres y 2 hombres.

Shimshon Isaac Ovitz junto a toda la familia.

Debido a complicaciones relacionadas con su afección, el rabino Ovitz pierde la vida. La viuda de Shimshon pensó que los 7 hermanos enanos podrían trabajar como artistas ambulantes, ya que el fallecido padre les había enseñado el oficio. Así es como nació “La Lilliput Troupé”. En ella, los hermanos Ovitz cantaban, bailaban, realizaban sketchs humorísticos y tocaban pequeños instrumentos acordes a su tamaño. No se consideraban enanos de circo, ya que ellos poseían un verdadero talento y presentaban espectáculos bastante dignos. En muy poco tiempo cosecharon un notable éxito y decidieron realizar una gira europea que los llevó a realizar actuaciones en Rumania, Checoslovaquia y Hungría. Tal fue la fama alcanzada, que llegaron a trabajar en la corte rumana del rey Carol II.
La década del 30´ fue de suma prosperidad para la familia. Sin embargo, el antisemitismo de Adolf Hitler y sus ansias imperialistas cambiarían para siempre su destino. Hasta 1942, Los Ovitz realizaron actuaciones por toda Europa Central y se las ingeniaron para ocultar sus raíces judías. En Marzo de 1944, los nazis invadieron Hungría y los Ovitz regresaron a casa. El 15 de Abril se ordenó a los 650 judíos de Rozávlia que empaquetaran sus pertenencias y fueron amontonados en la sinagoga local. Los militares húngaros permitieron que los Ovitz vuelvan a casa, pero por las noches los acosaban. Dicho abuso consistía en obligarlos a realizar actuaciones para su entretenimiento. El 22 de Abril, el resto de judíos de Rozávlia fueron trasladados a un ghetto en Dragomiresti. El Domingo 14 de Mayo, los judíos iniciaron una larga caminata de 24 Km. hasta un tren que les aguardaba. Solo les dijeron que los iban a instalar en el este, en un lugar exclusivamente para judíos, para así comenzar una nueva vida. La masa de gente ya privada de su libertad, jamás se imaginó el horror que les esperaba. Su destino sería Auschwitz, el campo de exterminio más sangriento de la Segunda Guerra Mundial.

La familia Ovitz dirigiéndose hacia el tren que los llevaría a Auschwitz.

Por esos juegos de la vida, en Auschwitz, los Ovitz se iban a topar con uno de los personajes más canallas de las SS: el sanguinario doctor alemán, Josef Mengele. Debido a su accionar en el campo, fue apodado “El ángel de la muerte”. El 18 de Mayo, Mengele fue felíz. Ese día los Ovitz llegaron a Auschwitz y casi al instante, un asistente del Dr. Mengele los divisó. Se cuenta que esta persona salió corriendo desesperadamente hacia los laboratorios del campo donde se encontraba trabajando el infame médico. Allí le comunicó que había llegado un contingente de prisioneros y que en aquél grupo de personas se encontraban 7 hermanos que sufrían de enanismo. Literalmente, los ojos de Mengele se iluminaron y sin perder tiempo salió corriendo hacia el patio de los rieles. “El ángel de la muerte” sentía una extrema fascinación por las personas anómalas (enanos, siameses y gemelos) y era de su total agrado, experimentar con ellas.
Elizabeth Ovitz recuerda la primera vez que vió al Dr. Mengele y lo describe como un hombre atractivo, elegante y que se reía a carcajadas al descubrir a la peculiar familia. Cuando llegaban los trenes con prisioneros, Mengele separaba a los enfermos e incapaces de realizar trabajos forzosos y a las personas aptas para soportar la esclavitud. Los débiles iban directamente a la cámara de gas, para después ser incinerados en los hornos y convertirse en cenizas. La ironía de la vida decidió que Mengele fuera una suerte de “protector” para los Ovitz, ya que ordenó que los trasladaran a las barracas de prisioneros especiales. Allí se encontraban las personas con las que Mengele experimentaba. Al ser considerados de interés por el doctor, recibían un mejor trato que el resto de los prisioneros del campo. Esta mejoría en las condiciones de vida, se remitían a la no realización de trabajos pesados y a la obtención de raciones de comida dignas.
Los 7 hermanos que padecían de enanismo, habían llegado al campo con 5 miembros de la familia de estatura normal. Antes de la selección, divisaron a amigos y vecinos de su pueblo natal y pudieron salvar a 10 de ellos. Para esto, algunos de los hombres Ovitz mintieron diciendo que esas mujeres eran sus esposas. Estas 22 personas fueron acogidas por Mengele y a cambio debían de convertirse en conejillos de indias, para así someterse a una serie de abominables e inservibles experimentos. 

Dr. Josef Mengele. “El ángel de la muerte”.

Cuando Mengele descubrió a los Ovitz, había expresado que tendría trabajo para los próximos 20 años y que la ciencia tendría un tema digno de interés y de consideración. Tal era el entusiasmo del doctor, que en las próximas semanas se dedicó exclusivamente al caso. “El ángel de la muerte”, buscaba descubrir el gen que causaba el enanismo observando las diferencias entre los familiares normales y los enanos. También quería probar que los judíos pertenecían a una raza inferior y deformada. Entre los experimentos aterradores a los que los hermanos Ovitz fueron sometidos, se destacaban:
*Experimentos ginecológicos: Ataban a las mujeres a la mesa e inyectaban sustancias químicas en su útero.
*Extracciones de sangre para buscar vestigios de enanismo en ella. Tal era la cantidad extraída, que los enanos se desmayaban después de cada procedimiento.
*Extirpación de muestras de tejido.
*Exploración del interior del cuerpo.
*Extracción de fluido de la médula espinal.
*Extracción de cabello.
*Diversas pruebas en el cerebro, nariz, boca y manos.
*Extracción de dientes.
*Introducción de sustancias químicas en los ojos (con el tiempo, algunos miembros de la familia quedaron ciegos).
*Extracción de pestañas.
Es imposible expresar con palabras el dolor insoportable que sufrían los circunstanciales ex artistas. Luego de cada estudio debían permanecer en reposo durante varios días, debido a la tortura recibida. Un doctor asistente de Mengele contó años después, que la experimentación ginecológica era tan severa, que él y sus otros colegas se negaron a continuar por piedad y al mismo tiempo por la posibilidad real de que los miembros de la familia fallecieran. Mengele por primera vez en su vida tomó conciencia de la situación y bajó el ritmo de la investigación, ya que no quería que sus ratas de laboratorio favoritas perdieran la vida.
Dentro de tanto suplicio y al conocer el pasado artístico de los hermanos, Mengele les ordenó realizar actuaciones cómicas para los jerarcas nazis que visitaban Auschwitz. Hasta el mismísimo Adolf Hitler recibió un video donde se mostraba a la familia aterrorizada y cantando canciones en alemán. Se dice que el führer disfrutó bastante de la actuación y pidió que le sigan mandando cintas que mostraran a los Ovitz en acción.
Los hermanos Ovitz eran 7: Rozika, Franziska, Avram, Frieda, Micki, Erzsebet y Perla (”Piroska”). Casualmente, 7 fueron los meses que tuvieron que soportar en las crueles manos de Mengele. El 27 de Enero de 1945, Auschwitz fue liberado por las tropas soviéticas. Milagrosamente, los 7 hermanos Ovitz sobrevivieron al campo de exterminio.
Los tuvo en su poder y jugó con sus vidas hasta que las circunstancias de la guerra los separaron. Josef Mengele les había prometido a los Ovitz que cuando abandone el campo, los llevaría con él. Jamás cumplió esa promesa. El médico, escapo hacia Alemania antes de que las tropas soviéticas liberaran Auschwitz. Tiempo después emigró hacia Argentina, donde vivió tranquilamente por un par de años. Al sentirse perseguido por los cazadores de nazis, se trasladó a Paraguay y luego hacia Brasil. En este último país y a una avanzada edad, murió ahogado tras golpearse con un madero mientras nadaba en una playa llamada Bertioga. Lo curioso del asunto, es el sentimiento que los Ovitz profesaban hacia Mengele. Cualquier persona coherente, llegaría a la conclusión de que los enanos sentirían odio por el perverso doctor. Sin embargo, sucede todo lo contrario. De hecho, Perla Ovitz expresó haber llorado al enterarse de la muerte de éste en Brasil. Si bien exclama haber sufrido demasiado por los experimentos a los que era sometida, reconoce que sin la ayuda del “ángel de la muerte” no hubiese sobrevivido a Auschwitz. Fue mi ángel de la guarda, proclamó en algún momento.
Al tiempo de ser rescatados, el clan Ovitz regresó a Transilvania. Allí se enteraron de que el resto de los familiares que no habían sido apresados junto con ellos, fueron exterminados por los nazis. Su casa había sido saqueada por los vecinos, pero debido a su previsión, pudieron hacerse de las joyas que habían enterrado en su jardín. Con este pequeño capital, reconstruyeron “La Lilliput Troupé” y volvieron a realizar presentaciones por toda Europa. Como la post-guerra había hecho estragos en aquél territorio y les resultaba muy difícil ganarse la vida como antes, en 1949 viajaron hacia Israel. En Haifa volvieron a ser los artistas que nunca tendrían que haber dejado de ser. Al poco tiempo se convirtieron en estrellas y llenaban todos los lugares en los que actuaban. En 1955 “La Lilliput Troupé” dejó de existir. 

“La Lilliput Troupé” actuando en la ciudad de Haifa, Israel.

Los hermanos vivieron sus últimos años subsistiendo gracias a dos cines de los que eran propietarios. A partir de 1972 empezaron a fallecer, hasta el año 2001donde murió la última miembro de la familia: Perla. Antes de fallecer, concedió una entrevista donde cuenta todas sus peripecias. Parte de ella se puede observar en el resumen que realicé sobre el documental “Sobreviviendo a Auschwitz”. Les recomiendo ver la parte que le sigue al minuto 8:34. A Perla le acercan el bastón que pertenecía a su hermano Micki y que ella suponía perdido. Con un llanto desgarrador exclama: “Pensé que nunca volvería a verlo”. Ante esta escena que te eriza la piel, solo queda imaginar el horror sufrido por estas personas. Tan solo imaginarlo.
Los hermanos Ovitz habían nacido para llevarle alegría y diversión a la gente. Sus escenarios debían ser los grandes teatros de Europa y no los tablones desaseados de un campo de exterminio. Lamentablemente el destino les jugó una mala pasada. Quizás fueron pequeños en estatura, pero ante la atrocidad… hasta los más gigantes del mundo envidiarían su grandeza.

Perla Ovitz, emocionada al reencontrarse con el bastón perdido de su ya fallecido hermano Micki.
Aclaración:
La información utilizada para crear este artículo proviene de:
*Documental: Sobreviviendo a Auschwitz (2005).
*Libro: In Our Hearts We Were Giants: The Remarkable Story of the Lilliput Troupe--A Dwarf Family's Survival of the Holocaust.
*Diversos documentos y archivos de la época.
*Conocimientos personales.

El tambor de hojalata: Dejar de crecer hasta que crezca el mundo.


Cartel de la película “El tambor de hojalata” (Die Blechtrommel), en alemán.
*Ficha de la película:
Título original: Die Blechtrommel.
Año: 1979.
Duración: 142 minutos.
País: Alemania Federal.
Director: Volker Schlöndorff.
Guión: Jean-Claude Carriére, Franz Seitz, Volker Schlöndorff (Novela: Günter Grass).
Música: Maurice Jarre.
Fotografía: Igor Luther.
Reparto: David Bennent, Mario Adorf, Ángela Winkler, Daniel Olbrychski, Charles Aznavour, Andrea Ferréol, Heinz Bennent.
Productora: Coproducción Alemania Federal-Francia.
Premios: 1979: Oscar a la mejor película de habla no inglesa.
1979: Festival de Cannes: Palma de Oro (Ex-Aequo con Apocalypse Now).
Género: Drama. Bélico.
Temática: Segunda Guerra Mundial. Nazismo. Holocausto judío (en menor medida).




Resúmen de la película "El tambor de hojalata". Subido por Sergio Veisaga.

Esta película está basada en la novela homónima del premio Nobel de Literatura de 1999, Günter Grass. Algunas personas la catalogan como una obra maestra, mientras que otras la consideran un gran fiasco. Así es el tambor de hojalata, despierta amores y odios por igual.
Particularmente yo la considero un gran filme. Se encuentra repleta de analogías y elementos simbólicos que reflejan una sociedad canalla, que colabora con el ascenso del nacionalsocialismo en Alemania y que fomenta el racismo y el odio hacia los judíos. Definitivamente fue una película que me marcó. Desarrolló aún más en mí, el interés sobre todo lo relacionado a la Segunda Guerra Mundial, el nazismo y el holocausto de ciertos pueblos.
El tambor de hojalata cuenta la historia de Oskar Matzerath, un niño alemán que decide no seguir creciendo al ver la hipocresía con la que se maneja el mundo de los adultos.
La película comienza cuando Anna Bronski se encuentra en el campo cosechando papas y ayuda a Joseph Koljaiczek, un fugitivo incendiario, a escapar de la policía del II Reich alemán. Koljaiczek se esconde bajo las faldas de Anna y mantiene relaciones sexuales con ella, concibiendo una vida. Una vez pasado el peligro, Anna y Joseph se casan y tienen a su hija, a la que llaman Agnes. Tiempo después, la policía identifica a Koljaiczek y trata de capturarlo sin éxito, ya que éste escapa tirándose a un lago. Joseph jamás vuelve a ver a Anna y se piensa que murió ahogado en la huida o que emigró hacia los Estados Unidos haciéndose millonario.

Una de las escenas iniciales de la película, donde Anna Bronski esconde entre sus faldas a Joseph Koljaiczek.

Luego de este revés familiar, la historia se sitúa en la ciudad libre de Danzig en 1920. Agnes, quien ya es una una bella joven, mantiene un romance con su primo de origen casubo, Jan Bronski. Al ver una relación sin futuro, Jan se resigna y decide que lo mejor para Anna sería presentarle a su mejor amigo, Alfred Matzerath, un tendero y cocinero de origen alemán. Alfred y Agnes se casan oficialmente, pero ésta sigue su amorío con Bronski. Los tres aceptan esta ambigua situación y deciden afrontar la vida juntos.
En 1924 nace Oskar, hijo de Agnes Bronski y de padre desconocido, debido a la situación familiar antes explicada. Al cumplir su tercer año, Oskar recibe como regalo un tambor de hojalata del que solo se separa cuando lo cambia por otro, debido al rompimiento del anterior. En dicho festejo, Oskar observa con cierto desprecio, la inmoralidad que reina en su familia y en el resto de los adultos que él conoce. Esto motiva a que el cumpleañero decida ponerle punto final a su crecimiento, con el fin de evitar la llegada de esa adultez tan llena de hipocresía. Para conseguir su objetivo, se tira al sótano desde una escalera muy alta y se golpea fuertemente la cabeza.

Agnes Koljaiczek, Oskar Matzerath, Jan Bronski y Alfred Matzerath.

Después de este hecho tan significativo en la vida de Oskar, su existencia se desarrolla como la de cualquier otro niño alemán de la época. Un día, su tambor de hojalata se rompe y sus padres deciden sacárselo para que no se lastime. El niño forcejea para evitarlo y al ver que sus esfuerzos van a hacer en vano, grita de impotencia. Aquí se presenta otra gran particularidad del protagonista: El grito alcanza tonos agudos tan altos que consigue romper los vidrios y cristales cercanos.
Agnes es amiga de Sigismund Markus, un comerciante judío que le regala tambores de hojalata a Oskar cuando el que tiene ya está dañado. Markus está enamorado de Agnes, pero su amor jamás es correspondido por ella.
Durante una visita al circo, Oskar observa con cierto entusiasmo la actuación de un grupo de enanos: Bebra y sus Liliputienses. Por casualidad mantiene una charla con este viejo enano y le muestra lo que puede hacer al gritar fuertemente. Sorprendido por el talento del niño, el director le ofrece incorporarse al circo. Oskar lo piensa, pero rechaza la oferta dejando una puerta abierta para el futuro. De fondo se escuchan los gritos de Agnes y Alfred buscando al pequeño tamborilero. Bebra se despide de él diciendo: “Te están buscando mi querido amigo, pero nos volveremos a ver… somos demasiado pequeños para que nos perdamos”.
Alfred Matzerath, influenciado por la mayoría del pueblo alemán, se convierte en un ferviente admirador de Adolf Hitler y el nazismo. Entusiasmado, concurre a una reunión multitudinaria del partido nazi. En este contexto transcurre la escena más surrealista de la película. Oskar llega por su cuenta al evento y escondido bajo el escenario, comienza a tocar su tambor al mismo tiempo que la banda nacionalsocialista. Esto desconcierta a los músicos, quienes pierden el ritmo y terminan tocando canciones que hacen bailar a todos los asistentes. La alta esfera nazi se retira con un singular enojo, entre medio de una reciente lluvia.
Agnes se encuentra embarazada en secreto de Jan. Alfred cocina unas anguilas y en un principio Agnes se niega a probarlas ya que le da asco. Después de una fuerte discusión, declina su postura y las come tranquilamente. Quizás por este inconveniente, comienza a tener antojos desmesurados por el pescado crudo y lo come obsesivamente. Esta actitud enfermiza, más su deseo de no dar a luz al hijo que lleva en su vientre, la lleva a un estado de salud caótico. Finalmente, Agnes muere encerrada en un baño. En el entierro aparece un personaje que interviene en los momentos más importantes de la película. Se trata de un hombre con problemas mentales, que en esta ocasión pide limosna a las personas que concurren al cementerio.

Agnes Koljaiczek, Oskar Matzerath y Sigismund Markus.

“Había una vez un tamborilero que se llamaba Oskar. Oskar perdió a su mamá que comió demasiado pescado”. “Había una vez un pueblo crédulo que creía en Papá Noel… pero Papá Noel era en realidad un ogro”. “Había una vez un tamborilero… se llamaba Oskar”. “Había una vez un vendedor de juguetes… se llamaba Markus, y se llevó consigo todos los juguetes de este mundo”. Con estas frases en off, pronunciadas por el Oskar que narra ciertas partes del filme, se inicia la barbarie nazi. Obviamente el pueblo crédulo era el pueblo alemán y el Papá Noel - Ogro, Adolf Hitler. En la Noche de los cristales rotos, la tienda de juguetes de Markus es destruída. Tal vez para evitar una larga y sufrida agonía, el comerciante judío se suicida.
La Segunda Guerra Mundial estalla con la destrucción de la Oficina de Correos Polacas de Danzig, a manos de los nazis. Justamente aquí es donde trabaja Jan Bronski y por un impulso del pequeño, él y Oskar terminan dentro del edificio. Los empleados del lugar inician una corta defensa que culmina con la ejecución, a manos de las SS, de Jan y los pocos sobrevivientes de la resistencia. Oskar consigue salvar su vida y se reencuentra con el loco que pedía limosnas en el entierro de su madre. Este personaje le entrega el casco de una bala que, según él, fue usada en el fusilamiento.
La abuela de Oskar, Anna, lleva a una joven prima del tamborilero a la casa de los Matzerath. Se llamaba María y venía para ayudar en las tareas de dicho hogar. Tenía 16 años, la misma edad de Oskar. Al tiempo el pequeño cantaba: “Amada María es todo mi afán. Servirla en la alegría y en el dolor cantar”. Fue su primer amor. Llevados por uno de los tantos juegos con los que se entretenían, Oskar y María terminan teniendo relaciones sexuales. Al mismo tiempo María tiene un romance con Alfred y Oskar los descubre, decepcionándose completamente. María da a luz a un niño al que llaman Kurt y se casa con Alfred. Oskar, cansado de la situación agarra al bebé y se despide temporalmente de él. En esta despedida le afirma que es su hijo y que le regalará un tambor a los 3 años. También le expresa que si no quiere seguir creciendo, él le enseñará como hacerlo.

María Bronski, Oskar Matzerath, Anna bronski y Kurt Matzerath.

Oskar abandona la casa y se reencuentra con un viejo conocido, Bebra. El enano artista, ya no trabaja en el circo y ahora se gana la vida divirtiendo a los oficiales alemanes en el frente. Oskar se une al grupo de trabajo y se enamora de una enana italiana, llamada Roswitha Raguna. Ambos mantienen una relación y durante un bombardeo americano en París, ella muere. Oskar se deprime por la pérdida de su amada y decide regresar a casa. Bebra se despide de él diciendo: “¡Oh querido Oskar! Los enanos y los locos no debiéramos bailar sobre un hormigón que ha sido apisonado por gigantes”. Nunca más se vuelven a ver.
Oskar es recibido por María y Alfred, quienes justamente se encuentran celebrando el tercer cumpleaños de Kurt. Oskar, habiéndose acordado de este acontecimiento, le trajo un regalo de París: un tambor de hojalata.

La compañía de teatro Liliputiense: Bebra, Oskar Matzerath, Roswitha Raguna y los tres enanos payasos.

Con una Alemania nazi ya derrotada, las tropas aliadas invaden el país teutón violando mujeres y matando a los colaboradores del Tercer Reich. Alfred trata de eliminar todo tipo de pruebas que puedan develar su afición por los ideales nacionalsocialistas. De pronto un
soldado ingresa en el refugio donde se encontraba la familia y Oskar devuelve a Alfred una insignia con una esvástica, que anteriormente él había escondido. Alfred intenta tragarse dicha insignia pero se atraganta. En la confusión, un soldado aliado decide matarlo. Este acontecimiento es digno de analizar. ¿Oskar quiso delatar a Alfred? ¿La entrega de la insignia nazi fue un acto inconsciente? Cuando uno observa la escena, llega a la conclusión de que Oskar actúo con cierta maldad y que en realidad deseaba que descubrieran a su “padre”. Razones no le faltaban. Alfred fue en parte culpable de la decisión de Oskar, de no seguir creciendo. Su comportamiento inmoral en torno a la relación de Jan (el otro supuesto padre de Oskar) y Agnes, dejaron huellas imborrables en el inconsciente del por entonces niño de 3 años. También podría haber buscado venganza, porque aquél hombre, sin enterarse, le “robó” el amor de María. “Su María”. El primer amor. Lo que hace tambalear esta hipótesis es la reacción de Oskar ante el asesinato de Alfred. Éste, grita y llora desesperadamente al ver como el ex fanático nazi cae desplomado al piso. Recordemos que para Oskar, Alfred era el padre. En fin, es una incógnita que será develada de acuerdo al criterio de cada espectador.
Oskar, que ya tiene 21 años, concurre al entierro de Alfred junto a María y Kurt. En un impulso que denota sus deseos de volver a crecer, arroja su tambor en la fosa para no volver a tocar jamás. Con esta acción expresa su decisión de formar parte del mundo de los adultos y de asumir las responsabilidades que éste demanda. Accidentalmente, Kurt contribuyó a este propósito. El pequeño se encontraba jugando con piedras en el cementerio y casi sin querer le arrojó una de ellas a Oskar. El ex tamborilero cayó sobre el ataúd de su supuesto padre, golpeándose fuertemente la cabeza. Situación similar a la que vivió años atrás, cuando decidió interrumpir su crecimiento. En este momento y por última vez, aparece el hombre con problemas mentales que ya había participado del entierro de Agnes y del fusilamiento de Jan. Éste se acerca a Oskar, lo examina y exclama: “¡Está creciendo! ¡Está creciendo! ¡Ha visto al señor! ¡El señor! ¡Está creciendo señor!”. En las escenas siguientes se observa a un Oskar recuperado parcialmente, que junto a María y Kurt parten en un tren con rumbo desconocido. Anna Bronski, la abuela de Oskar, se despide de ellos en la estación. Oskar y su abuela habían mantenido una relación muy estrecha durante la película. Siempre que él se sentía mal, se acurrucaba entre sus faldas para tranquilizarse. Tal vez emulando al abuelo que nunca conoció.

Oskar Matzerath despidiéndose de su abuela Anna Bronski.

Las últimas palabras que se escuchan en la película, son los gritos desgarradores de Oskar despidiéndose de su tan amada abuela: “¡Abuelaaaaaa!” clamaba una y otra vez. Seguramente, dentro de si mismo sabía que era la última vez que sus ojos la contemplaban. En la escena final se puede ver a Anna Bronski cosechando papas en el campo. La película culmina tal como empezó. La única diferencia, es que ya pasaron más de 20 años y el mundo empieza a crecer.
Escena final de la película, donde una ya anciana Anna Bronski recoge papas en el campo.

Adolf Hitler: Su lucha… Nuestro ocaso.

Es inevitable hablar sobre la Segunda Guerra Mundial, sin referirse a la figura de Adolf Hitler. Para tomar conocimiento de la magnitud que adquirió este personaje histórico, podemos decir que en la actualidad es catalogado como el segundo anticristo luego de Napoleón Bonaparte. Curiosamente, ambos líderes imperialistas, encontraron su perdición en la blanca e impoluta nieve rusa.
Este personaje nefasto, fue dado a luz el 20 de Abril de 1889, en Braunau am Inn, Imperio Austrohúngaro. Su padre Alois Hitler, fue un agente de aduanas y su madre Klara Pölzl, una campesina. Tuvo una infancia muy dura debido a los constantes castigos recibidos por su progenitor y fue un estudiante mediocre que no llegó a concluir la educación secundaria.

Adolf Hitler a los pocos meses de edad.

Pintor fracasado y quizás el mejor orador de la historia mundial. En 1914, luego de que estalle la Primera Guerra Mundial, se presentó como voluntario en el ejército alemán ascendiendo al rango de cabo. Fue un soldado valiente y eficaz, obteniendo de esta forma la Cruz de Hierro de 2ª y 1ª clase respectivamente. Al finalizar la contienda con la derrota de Alemania, Hitler se unió al Partido Obrero Alemán, precursor del partido nazi en 1919, y se convirtió en líder del NSDAP en 1921. En 1923 Hitler intentó realizar un golpe de estado (Putsch de Múnich) con un resultado fallido y por el cuál fue encarcelado. Durante su estancia en la cárcel escribió su libro Mein Kampf (Mi Lucha), en el cuál expone su ideología y algunos datos autobiográficos. Después de su liberación en 1924, Hitler obtuvo el apoyo de un gran número de personas, mediante la promoción del antisemitismo y del pangermanismo. Fue nombrado Canciller Imperial (Reichskanzler) en enero de 1933 y transformó la República de Weimar en el Tercer Reich, que gobernaba con un partido único (NSDAP) basado en el totalitarismo y un régimen dictatorial.

Pintura de Adolf Hitler rechazada por la Academia de Bellas Artes de Viena.

Hitler tenía como objetivo expandir la ideología de la Alemania nazi y conseguir la hegemonía absoluta del continente europeo. Debido a esto, optó por la política de rearmar el ejército y perfeccionarlo, con el fin de apoderarse de Lebensraum (espacio vital) para los pueblos germánicos.
En el mes de Septiembre de 1939, Adolf Hitler ordenó la invasión de Polonia por la Wehrmacht y con este hecho se desencadenó la Segunda Guerra Mundial. Lejos de atemorizarse por sus nuevos enemigos, las fuerzas alemanas y sus aliados ocuparon la mayor parte de Europa y África del Norte.
Por motivos raciales, Hitler ordenó la “limpieza” de todas las razas a las que él consideraba inferiores e indignas de habitar el suelo alemán. El saldo de esto, fue la muerte de 6 millones de judíos y entre 500.000 y 1.500.000 de gitanos. Esta masacre es conocida como el Holocausto.

Adolf Hitler (derecha) junto a otros dos soldados alemanes durante la Primera Guerra Mundial.

Su profundo odio al comunismo y su rivalidad con Stalin, lo llevaron a obsesionarse por conquistar Rusia. Esta campaña terminaría con las aspiraciones de Hitler de ganar la guerra, ya que resultó desastrosa en cuanto a pérdidas militares y económicas.
Según la versión oficial, en los últimos días del conflicto bélico, durante la Batalla de Berlín en 1945, Hitler se casó con su último gran amor, Eva Braun. El 30 de Abril de ese mismo año, los dos se suicidaron y sus cadáveres se quemaron, con el fin de evitar que fueran exhibidos como trofeos de guerra por Ejército Rojo. Por otra parte, existen un gran número de versiones que aseguran que Hitler y su esposa escaparon de su búnker en Berlín y emigraron en un submarino hacia la Argentina. La simpatía de Juan Domingo Perón por el nazismo, habría sido uno de los motivos que facilitaron el ingreso y la permanencia de muchos jerarcas nazis en el país. ¿Qué nos hace pensar que el máximo líder de dicho partido no pudo haberse resguardado en nuestras tierras? ¿Por qué no se han encontrado pruebas concisas sobre la muerte del führer? Muchos interrogantes, pocas conjeturas… Tal vez nunca sepamos la verdad.

Adolf Hitler junto a niños alemanes pertenecientes a las Juventudes Hitlerianas.

Expertos afirman que si Hitler hubiera usado todo su talento político en post del bien y de la prosperidad del pueblo alemán, sin caer en la locura en la que finalmente cayó; hoy estaríamos en presencia de uno de los mejores líderes positivos de la historia. Como todos sabemos esto no sucedió y es en vano pensar en cómo sería el mundo, si el Hitler no hubiese sido el que finalmente fue. Quizás estaba escrito en el destino que naciera en donde nació. Tal vez era inevitable que adquiriera la ideología que finalmente adquirió y que lo llevó a perpetrar los peores genocidios que conoció la humanidad.
Reflexionando sobre la cuestión planteada anteriormente, debo decir que hay cosas que si se pueden evitar. Está en nosotros analizar los errores cometidos en el pasado y tratar de que no sucedan jamás. No nos olvidemos que Hitler fue un niño, tal y como nosotros alguna vez fuimos. En algún momento de su existencia fue un ser puro e inocente, que jugaba con la vida de soldados… pero soldados de plomo. Aunque a muchas personas, incluyéndome a mí, nos cuesta separar a este infausto personaje en su versión infantil y adulta; debemos reconsiderar tal cuestión. No siempre existió el monstruo imperialista y racista. El contexto, las circunstancias, las influencias y la época en la que se desarrolló, sin lugar a dudas intervinieron en esa conversión. Primero estuvo la pureza, después la maldad. Y aunque suene utópico pensarlo: que bueno sería llegar al final de nuestras vidas habiendo conocido solo lo primero. 

Soldados del Ejército Rojo en las ruinas de la Cancillería del Reich, el lugar donde presuntamente fueron quemados los cuerpos de Adolf Hitler y el de su mujer, Eva Braun.

La Segunda Guerra Mundial: Sus causas… La génesis del horror.

A lo largo de la historia, los seres humanos hemos dado muestras suficientes para afirmar que nuestra ambición y sed de poder, nos llevan a cometer actos inimaginablemente despreciables. Una frase bastante conocida, nos dice que para subir hay que pisar cabezas. Lamentablemente, un sinfín de personas han seguido al pie de la letra este “consejo”, cumpliéndolo en forma literal. Diversos acontecimientos históricos pueden ser calificados como infames, pero la Segunda Guerra Mundial, fue el suceso en donde ese “pisado de cabezas” alcanzó su máxima expresión.
Si buscamos en libros de historia o consultamos en internet sobre las causas de la Segunda Guerra Mundial, seguramente encontraremos textos tales como: invasión a Polonia por parte de los alemanes; ataques japoneses contra China, los Estados Unidos de América y las colonias británicas y neerlandesas en Asia. Si bien estos tristes  acontecimientos en verdad sucedieron, no dejan de ser solo eso… acontecimientos o hechos que tal vez esconden los verdaderos motivos que originaron la masacre que se desarrolló entre 1939 y 1945.

Periódico británico de 1939, anunciando la invasión de las tropas alemanas a Polonia.

Luego de años informándome casi obsesivamente sobre el tópico en cuestión, llegué a la conclusión de que la estupidez, la locura y las ansias de pseudoheroísmo de ciertas personas; sumadas a la necesidad de países enteros por creer en algo; fueron en realidad la raíz de este conflicto. Suena muy simple y desmesuradamente superficial para explicar un enfrentamiento bélico de tal magnitud, pero es así. A veces las cuestiones complejas, se explican con argumentos sencillos, y este es el caso.
Adolf Hitler jamás hubiese llegado a ser el Führer, sin una población que buscaba en la muerte y la deshonra del “enemigo”, un hecho del cual enorgullecerse, después de la humillación sufrida tras la Primera Gran Guerra y el tratado de Versalles. Iósif Vissariónovich Dzhugashvili pasó a la historia como Stalin, debido a la ayuda de sus camaradas comunistas y porque los mismos apoyaron sus ideales y su plan para el pueblo ruso. A no olvidar: No existen anticristos sin secuaces.

Adolf Hitler realizando uno de sus tantos discursos al pueblo alemán.

Muerte y crueldad a lo largo de 7 años. Agonía eterna para los sobrevivientes. Las frías estadísticas nos muestran que el saldo de este enfrentamiento, fue de entre 50 y 70 millones de víctimas. Sin embargo, existe una gran controversia acerca de este dato. Algunos estudiosos del tema dicen que es exagerado y otros tantos concuerdan con el mismo. Igualmente hay algo que no debe admitir dudas y se remite al hecho de que la cifra dada, es muy insulsa y vacía. Esto, porque no incluye a un sinnúmero de personas que tal vez no perdieron la vida, pero que en su defecto, sí carecieron de padres con los cuáles criarse y de esposos a los cuáles abrazar. Si eso no es también morir… que alguien me explique la diferencia.

Grupo de judíos asesinados en el campo de concentración de Auschwitz.